jueves, 23 de febrero de 2012

UN CORAZÓN QUE LATE ENTABLILLADO


Estoy seguro de que mi corazón no es el único que ha latido entablillado durante algún tiempo. Hay miles, millones de millones de personas en el mundo que alguna vez han sufrido por amor. Ellos y ellas también saben qué se siente cuando un corazón late dentro de ti afligido o entablillado, como yo prefiero llamarle.

Lo mío con el desencuentro sentimental viene de lejos. Con apenas 18 años tuve mi primer tropiezo. Ella se equivocó, yo también erré, y ambos decidimos separar nuestros caminos cuando apenas había transcurrido un año. Pero aquel corazón era elástico y no sentía como siente el corazón maduro, mucho más sensible a todo. Pasaron los años y conocí a la primera persona que se hizo un hueco seriamente en mi pecho. Fueron unos tres años de relación y de nuevo la sensación de que ni esa persona ni esa relación estaban hechas para lo que yo estaba dispuesto a ofrecer ni para lo que yo estaba dispuesto a dar.

Entonces sí sentí de veras el latido de un corazón entablillado. Eran golpes torpes en el alma y en la sien; eran madrugadas en vela madurando torpemente un conflicto al que apenas encontraba solución. Uno no empieza a caminar de nuevo hasta que comprende que todo forma parte de una forma de ser; entonces desarrolla fórmulas y actitudes que sirven para curar esas lesiones más rápidamente y para sobrellevar mejor el día a día. Las ‘Pastillas del Tiempo’ fueron entonces mis mejores amigas. Hoy siguen siéndolo. Es bien sencillo: deja pasar el TIEMPO que todo lo cura, ¡déjalo pasar!

Tras aquel tropezón, como ya había hecho anteriormente, caminé en solitario, aprendiendo a hacerme cargo de mí mismo, ocupándome enteramente de mí, SÓLO EXISTÍA YO… y así llegamos a una situación de estabilidad similar a la que ya disfruté antes de conocer a mi primera pareja. Entonces apareció otra persona. Mi corazón, despojado de sus lesiones, dijo SÍ, y yo tampoco pude negarme a la evidencia. Fue una relación diferente, ni mejor ni peor que la anterior: diferente. Pero finalmente todo desembocó en una situación parecida tras algo más de año y medio de noviazgo. De nuevo, ni ella ni yo éramos esas dos `piezas’ dispuestas a renunciar a lo que hiciera falta por encajar en el puzle de la vida de la mano. Cuando dos corazones no quieren seguir latiendo al compás, lo ideal es dejar que sigan haciendo música por separado.

Y en esta situación me encuentro: de nuevo con un corazón que late entablillado. Aunque es más sabio que aquella primera vez y mejor paciente. Hoy apenas lamenta los tropiezos que le produjeron este malestar y se limita a tomar las famosas ‘Pastillas del Tiempo’ para recuperarse cuanto antes. Ningún traspiés podrá con la voluntad eterna de enamorarnos y compartir la vida con nuestra compañera. MI CORAZÓN está entablillado, pero sigue latiendo….
[continúa en Jaula sin Rejas]

2 comentarios:

  1. Has detallado de una forma genial, los "pasos" de muchos corazones. Lo importante es que mantienes la ilusión y no has puesto candado.

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  2. Gracias de un corazón 'entablillado' :D

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