viernes, 28 de septiembre de 2012

MAMÁ, VOY A 'LA BORREGA'




En verano, Semana Santa, primavera o Navidad. La Borrega siempre estaba allí esperándonos, apenas a un minuto andando de la casa de mi Abuela Charo, en Sanlúcar la Mayor. Te acercabas y tocabas un par de veces a su ventana entreabierta para que dos minúsculos bracitos y un rostro anciano hecho al cuerpo de una niña débil te preguntaran: ¿Tú de quién eres, de María José y de Patricio? ¿Qué eres el mediano o el mayor? El sonido de la telenovela en el televisor se apropiaba del silencio…

...Hasta que mi respuesta tímida dibujaba una sonrisa evidente en el rostro de aquella señora a la que tanto me gustaba visitar siempre que una peseta caía en mis manos. El polo de nieve era uno de los atractivos del verano: los tenía de naranja y de limón; de coca-cola e incluso de menta; una delicia que debías saber administrar para que te durase en el camino hasta la Plaza.

Gusanitos, manzanitas, chimos, escalofríos, Kikos, regaliz… Ir al Quiosco de La Borrega era toda una experiencia para los sentidos que me acompañara siempre. Recuerdo el tacto de las rejas frías en mis manos, el tocar en su cristal durante todo el año y en la persiana durante las siestas del verano. Discúlpeme, Antonia, si alguna vez interrumpí su descanso. Le doy las gracias por haberme endulzado la infancia. Soy Antonio, “el mediano de María José y Patricio”. 

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